En cuna de la plateria y la filigrana, andas del Cristo Moreno, nunca pudieron enchaparse con plata.
EN CASA DEL HERRERO CUCHILLO DE PALO
Quizas en San Jerónimo de Tunán, en contra del deseo de sus pobladores, el Cristo moreno, Señor de los Milagros, prefiera algo mas sencillo para recorrer las calles.EN CASA DEL HERRERO CUCHILLO DE PALO
En 1960, la naciente hermandad del Señor de los Milagros del distrito de San Jerònimo de Tunán, recibiò con júbilo las recién terminadas andas para el sagrado lienzo con el Cristo cruxificado y la virgen de las nubes. Todos los hermanos y hermanas, pensaron de inmediato que el siguiente objetivo sería recubrirla toda de plata emulando así los plateados y solemnes aparejos de Huancayo o Lima.
Pero, para frustracion de muchos hermanos, el anhelado y devoto propósito nunca pudo cumplirse quizás por falta de organización, recursos o simple tacañeria. Lo cierto es que cada año, el señor recorre las calles en sobrias andas de madera laqueada, vehículo al parecer más acorde con el humilde oficio que nuestro señor desempeñó en la tierra.
San Jerónimo de Tunán se ubica a 15 kilómetros al norte de Huancayo y se caracteriza, además de su arraigado catolicismo, por la habilidad de sus artesanos plateros, expertos en filigrana, joyeria y finísmos trabajos altamente apreciados en el mundo.
Como en ningún otro distrito en San Jerónimo de Tunán podemos encontrar a decenas de familias especializadas en la producción, comercio y hasta exportación de la mas bella plateria. El maestro Don Salvador Orihuela, que en paz descanse, fue hace años ganador de un concurso a nivel nacional con la fabricación de un precioso báculo que luego fue obsequiado al papa Juan Pablo II.
Es curioso que muchos párrocos, alcaldes, presidentes de juntas directivas y gente representativa del distrito propusiera siempre engalanar las andas enchapándolas de plata, pero las intenciones nunca prosperaron y cincuenta años después, las andas del Señor de los Milagros, siguen recorriendo las calles tan igual como salieron de las manos del carpintero. Bien se cumple el dicho en este caso: “En casa del herrero, cuchillo de palo”.
